Aquí os dejamos una gran reflexión del luchador Guillermo Anguita (campeón de España de Grappling FEL 2013, faixa preta de Brazilian Jiu-Jitsu). Además y para quien no conozca a Guillermo, deciros que tiene un proyecto llamado "Luchadores contra en Hambre" donde él se dedica a dar seminarios de lucha de forma totalmente benéfica, cobrando sólo comida no perecedera para luego llevar todo lo recogido a Casas de Acogida o Comedores Sociales.
"Cuando un deportista se va haciendo viejo reflexiona.
A mis 30 años no me considero viejo en absoluto, y me siento mejor que nunca tanto en cuerpo como en mente, pero me doy cuenta entrenando con alumnos de 18, 19 etc, que ya no soy ningún niño. Escucho sus conversaciones muchas veces como uno más. Sus metas, sus miedos y también sus quejas.
Tuve un gran entrenador que siempre me dijo que se tarda muchos años en hacer un competidor, y no por el tiempo que se tarda en forjar su técnica o su cuerpo. Sino por los años que se tardan en forjar su mente.
Me he parado hoy a reflexionar sobre algo que muchas veces se nos olvida y que damos por hecho y que yo mismo siendo más joven he cometido estos errores y la vida de forma sabia ha sabido enseñarme con el paso de los años una lección muy importante… y es apreciar lo que uno tiene y da por hecho sin pararse a valorarlo hasta que ya no está ahí.
Veo como algunos de mis alumnos , al igual que yo en su día, dan por hechas cosas como la salud para entrenar, tener un entrenador que nos exige, un tatami o tapiz en condiciones, compañeros con los que entrenar e ir creciendo.
Nunca aprecié los entrenadores que tuve la suerte de tener cuando comencé a luchar en un pueblecito de Estados Unidos donde se vivía la lucha con pasión, hasta que tuve que mudarme de vuelta mi pueblo entre Madrid y Castilla la mancha y pasar más de 2 horas y media en transporte publico para poder entrenar.
Nunca valoré las molestias que mi entrenador se tomó en mejorarme físicamente. Programarme sesiones de cardio, medir mis tiempos, aconsejarme, exigirme… hasta que muchos años después mi trabajo me ha llevado muy lejos, y por mi cuenta y viéndome solo a la hora de prepararme, soy yo el que tiene que escribirle para pedirle consejo y que me asesore, porque incluso dedicándome a aprender sobre educación física y preparación por mí cuenta, soy incapaz de ponerme a punto de la misma manera que él sabe.
También di por hecho tener un tatami o un tapiz limpio con material para entrenar las horas que quisiera, hasta que me fui enseñar BJJ a Africa, donde las condiciones de entrenamiento eran en ocasiones insalubres, peligrosas, y la gente se amontonaba para entrenar un deporte en expansión sin importarles nada porque nunca habían conocido otra cosa.
Con 18 años me quejé para mí mismo de mi primer kimono de oferta o de tener las botas de lucha más baratas del catalogo , hasta que el tiempo me enseñó que había gente en el mundo turnándose kimonos de karate totalmente rajados para entrenar, o ver gente en mis viajes , que aún compitiendo en salidas internacionales por su país están entrenando con botas literalmente sin suela y viviendo hacinados en una habitación porque el deporte es la única forma que tienen de no ser una carga para su familia y recibir educación.
Maldije interiormente a muchos de mis entrenadores por su dureza conmigo en ocasiones, hasta que viví en Turquía y comprobé de primera mano que el maltrato físico de un entrenador hacia su deportista en un entrenamiento es algo normal.
Cuando era un estudiante miraba de mala gana el calendario de competiciones cuando me tocaba hacerlo, más motivado por otros que por mí mismo, hasta que un día me levanté con casi 30 años, pidiendo permisos sin sueldo en mi trabajo y gastando todas mis vacaciones y mi propio dinero para viajar para pelear y competir con toda la ilusión del mundo como prácticamente primera prioridad en mi vida.
Durante mucho tiempo me sentí un autentico desgraciado con lesiones como la primera vez que se me salió un brazo de sitio o tuve que parar de entrenar por algún esguince de muñeca … hasta que muchos años después un médico
se me ha puesto
delante a decirme seriamente que he de plantearme seriamente la
posibilidad de perder mi visión y mi trabajo si sigo entrenando y
compitiendo.
Veo gente joven quejándose, y me veo a mí mismo, y me gustaría decirles lo afortunados que son por el simple hecho de poder entrenar, competir, aprender y disfrutar sin mayor complicación, sacando lo mejor de ellos mismos y forjándose como personas.
Todo ello es un lujo que la vida nos va poniendo cada vez más caro a medida que nos hacemos mayores… por ello quiero decir a toda la gente joven o que esté empezando que lea esto, que lo aprovechen al máximo pues el tiempo no perdona."
Gracias Guillermo por compartir tu pasión por la lucha con Comunidadbjj!
"Cuando un deportista se va haciendo viejo reflexiona.
A mis 30 años no me considero viejo en absoluto, y me siento mejor que nunca tanto en cuerpo como en mente, pero me doy cuenta entrenando con alumnos de 18, 19 etc, que ya no soy ningún niño. Escucho sus conversaciones muchas veces como uno más. Sus metas, sus miedos y también sus quejas.
Tuve un gran entrenador que siempre me dijo que se tarda muchos años en hacer un competidor, y no por el tiempo que se tarda en forjar su técnica o su cuerpo. Sino por los años que se tardan en forjar su mente.
Me he parado hoy a reflexionar sobre algo que muchas veces se nos olvida y que damos por hecho y que yo mismo siendo más joven he cometido estos errores y la vida de forma sabia ha sabido enseñarme con el paso de los años una lección muy importante… y es apreciar lo que uno tiene y da por hecho sin pararse a valorarlo hasta que ya no está ahí.
Veo como algunos de mis alumnos , al igual que yo en su día, dan por hechas cosas como la salud para entrenar, tener un entrenador que nos exige, un tatami o tapiz en condiciones, compañeros con los que entrenar e ir creciendo.
Nunca aprecié los entrenadores que tuve la suerte de tener cuando comencé a luchar en un pueblecito de Estados Unidos donde se vivía la lucha con pasión, hasta que tuve que mudarme de vuelta mi pueblo entre Madrid y Castilla la mancha y pasar más de 2 horas y media en transporte publico para poder entrenar.
Nunca valoré las molestias que mi entrenador se tomó en mejorarme físicamente. Programarme sesiones de cardio, medir mis tiempos, aconsejarme, exigirme… hasta que muchos años después mi trabajo me ha llevado muy lejos, y por mi cuenta y viéndome solo a la hora de prepararme, soy yo el que tiene que escribirle para pedirle consejo y que me asesore, porque incluso dedicándome a aprender sobre educación física y preparación por mí cuenta, soy incapaz de ponerme a punto de la misma manera que él sabe.
También di por hecho tener un tatami o un tapiz limpio con material para entrenar las horas que quisiera, hasta que me fui enseñar BJJ a Africa, donde las condiciones de entrenamiento eran en ocasiones insalubres, peligrosas, y la gente se amontonaba para entrenar un deporte en expansión sin importarles nada porque nunca habían conocido otra cosa.
Con 18 años me quejé para mí mismo de mi primer kimono de oferta o de tener las botas de lucha más baratas del catalogo , hasta que el tiempo me enseñó que había gente en el mundo turnándose kimonos de karate totalmente rajados para entrenar, o ver gente en mis viajes , que aún compitiendo en salidas internacionales por su país están entrenando con botas literalmente sin suela y viviendo hacinados en una habitación porque el deporte es la única forma que tienen de no ser una carga para su familia y recibir educación.
Maldije interiormente a muchos de mis entrenadores por su dureza conmigo en ocasiones, hasta que viví en Turquía y comprobé de primera mano que el maltrato físico de un entrenador hacia su deportista en un entrenamiento es algo normal.
Cuando era un estudiante miraba de mala gana el calendario de competiciones cuando me tocaba hacerlo, más motivado por otros que por mí mismo, hasta que un día me levanté con casi 30 años, pidiendo permisos sin sueldo en mi trabajo y gastando todas mis vacaciones y mi propio dinero para viajar para pelear y competir con toda la ilusión del mundo como prácticamente primera prioridad en mi vida.
Durante mucho tiempo me sentí un autentico desgraciado con lesiones como la primera vez que se me salió un brazo de sitio o tuve que parar de entrenar por algún esguince de muñeca … hasta que muchos años después un médico
Veo gente joven quejándose, y me veo a mí mismo, y me gustaría decirles lo afortunados que son por el simple hecho de poder entrenar, competir, aprender y disfrutar sin mayor complicación, sacando lo mejor de ellos mismos y forjándose como personas.
Todo ello es un lujo que la vida nos va poniendo cada vez más caro a medida que nos hacemos mayores… por ello quiero decir a toda la gente joven o que esté empezando que lea esto, que lo aprovechen al máximo pues el tiempo no perdona."
Gracias Guillermo por compartir tu pasión por la lucha con Comunidadbjj!
2 comentarios:
Grande elección de la vida de parte de Guillermo !!
Todo un ejemplo al nivel nacional !!
A tomar ejemplo jovenes de parte de alguién que viajo por el mundo, y entender la suerte que tenemos de vivir en españa !!
Ossss
Brutal!
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